Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: —De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? —El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor —contestó Jesús—. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”No hay otro mandamiento más importante que éstos. Marcos 12:28-31 (NVI)
Hay dos aspectos en cuanto al hecho de amar a Dios: Uno es el amor “interno”, y el otro es el amor “externo”. Nancy Mairs dijo: “Quien usted cree que Dios es se revela de forma más precisa no en credo alguno, sino en la manera en que alguien le habla a ese Dios cuando nadie le escucha." ¿Habla usted con Dios como si fuera amante de Dios? Muchos sentirían verguenza interna ante tal pensamiento. Aún es esto justo lo que Jesús estaba sugiriendo. El nos dijo que amáramos a Dios “con toda nuestra pasión, oración, inteligencia y energía” (Versión El Mensaje).
¿Qué se interpone entre nosotros y el amar a Dios con todo nuestro ser? Para muchos de nosotros, muchas cosas. Pero para la mayoría de la gente de hoy en día, el asunto “tiempo” prueba ser el mayor obstáculo. El ganar un sustento, el mantener relaciones significativas, conseguir más “objetos”, y el entretenimiento pasan factura a nuestro tiempo disponible. Abiertamente le confieso que por algunos años, he estado trabajando en poder expresar mi amor a Dios de formas más significativas. Aún puedo recordar la primera vez que actualmente dije – en alta voz – “te amo Dios”. Inténtelo alguna vez; no es fácil. He hecho lo mismo con Jesús y el Espíritu Santo. Mientras reflexiono en estas experiencias, sin embargo, he llegado a creer que pueden ser estas las cosas más importantes que les haya dicho yo a Dios alguna vez – Mucho más importantes que pedirle sanidad del cáncer, librarme de la Enfermedad de Lyme, ayudarme a cumplir ciertos proyectos, y mucho más.
Muchos de nosotros luchamos con nuestro amor “interno” a Dios; pero aún más difícil es el amor “externo”. La Madre Teresa dijo lo siguiente: “Mantén el gozo de amar a Dios en tu corazón, y comparte este gozo con todos aquellos a quienes conozcas, especialmente, con tu familia.” ¿Cuándo le ha dicho a alguien cuánto ama usted a Dios? ¡Nuestra denominada sofisticada cultura consideraría tal cosa como un reconocimiento a una debilidad, o la percepción de que la hemos perdido! Mírese en un espejo – ¿Ama usted a Dios?
Oración: Jesús, Te amo. Amén. Amén.
Preguntas:
1. ¿En cuáles formas le ha dicho usted a Dios que está enamorado de él?
2. ¿En cuáles formas le ha dicho usted a otros que ama a Dios?
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