Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

jueves, 24 de marzo de 2011

No temeré mal alguno

Jueves 24 de Marzo de 2011

»No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy. Juan 14.1-4(NVI)

Mientras seguimos nuestro “caminar” con Jesús hacia Jerusalén, solo le restan tres o cuatro semanas para morir en una cruz. ¿Lo ha escuchado decir algo acerca de miedo a la muerte? En el año 1936, el gran predicador escocés, Dr. Peter Marshall fue llamado de su iglesia en Atlanta, GA., a predicar en Washington, D.C. Su iglesia siempre estaba repleta de gente en cada servicio, quienes eran especialmente jóvenes. Diez años después, en Marzo 30, 1946, sufrió de un ataque cardíaco masivo. Algunos pensaron que sus días como predicador habían terminado. Sin embargo, Dios tenía otras ideas para el cuando el 5 de Enero del 1947 le nombraron Capellán del Senado de los Estados Unidos.

En la lectura de ayer vimos la vieja leyenda de Bagdad. Peter tenía en su programa el predicar en la Academia Naval en Annápolis el 7 de Diciembre de 1941, y tenía ya un sermón preparado para la ocasión. Por razones desconocidas para él, no lo entregó, sino que predicó su mensaje de “Cita en Samarra” (ese fue el Domingo del ataque a Pearl Harbor). Los marineros lanzados a las garras de la muerte escucharon un mensaje de esperanza al enfrentar su destino.

Había predicado el mismo mensaje meses atrás. “Dos jóvenes mujeres, Betty y Marion, se sentaron cerca de la parte frontal de la iglesia. El sermón trató acerca de la muerte – y la inmortalidad. De regreso a su apartamento en la calle 16, Marion dijo de repente: ¿Sabes qué?, el sermón predicado por el Dr. Marshall hoy hizo algo en mí. Toda mi vida he temido a la muerte, desde que Mac, mi perro Collie murió cuando tenía yo seis años. Bueno, luego de escuchar ese sermón, sé que nunca más temeré a la muerte. Es maravilloso sentirse libre de ese temor’. El Viernes de esa semana, el Dr. Marshall recibió una carta que decía: ‘Estimado Dr. Marshall, el Domingo pasado una amiga mía y yo le escuchamos predicar sobre la muerte. Tiempo después, ella me expresó a mí y a mis demás compañeras de dormitorio que usted había hecho de la muerte una experiencia natural tan hermosa que por primera vez en su vida, ella ya no tenía miedo de morir. Ella – mi amiga Marion – murió en un accidente de tránsito en un viaje a la Florida. Murió instantáneamente. Dado que solo tenía 24 años, que era tan llena de vida, tan felíz, ha sido un gran golpe para todos los que la conocimos. Pero uno de nuestros grandes consuelos ha sido el recordar sus comentarios acerca del sermón que usted había predicado, el cual la había liberado del temor a la muerte. Elizabeth Durand’.

¿Acaso no es cierto que no tenemos razón para temer a morir? Por causa de Jesús, podemos tener la pizca de confianza necesaria para saber que Dios nos ama en esta vida, y que ha hecho preparaciones de antemano para nosotros en nuestra “próxima vida”.

Oración: Jesús, dame la confianza de saber que tienes la habilidad para hacerte cargo de todos mis temores. Amén.

Preguntas:
1. Piense en una forma única especial en la cual Dios le ha mostrado que le ama.
2. A un mes de la cruz, ¿Cómo se sentía Jesús acerca de la muerte?