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martes, 19 de abril de 2011

El Sufrimiento de la Cruz

Martes 19 de Abril de 2011


Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor de él. Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata. Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: —¡Salve, rey de los judíos! Y le escupían, y con la caña le golpeaban la cabeza. Después de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo. Mateo 27: 26-31 (NVI)


La crucifixión siempre estaba precedida por azotes, ya fuera camino al calvario, o antes que la víctima fuera subida a la cruz. Atada a un poste, la persona condenada sería azotada con el flagelo, el cual era un látigo de piel tipo Romano que tenía metales anudados a las correas. El azote hacía sangrar las espaldas de la víctima, dejando hilos de carne colgando de la herida. Esto se hacía para debilitar a la víctima, lo cual de forma misericordiosa acortaba el tiempo que tomaría que la persona condenada muriera en la cruz.


Entonces venía la burla de los soldados del gobernador. Favor recordar que la brutalidad de las legiones Romanas es legendaria. Jesús cargó con lo peor de un grupo de soldados – que sumaban cientos probablemente. Ya que sería ejecutado por proclamarse como rey, ellos menospreciaron tanto su reclamo como su persona. El manto color púrpura representaba soberanía, y la corona de espinas enterrada en su sien le sacó sangre que bajaba como un torrente por su rostro. Se arrodillaron para rendirle homenaje de forma burlona, y le colocaron en su mano un cetro de rey (una caña), y le escupieron. Luego le golpearon en la cabeza con la caña. La desnudez era algo especialmente embarazoso para los judíos. Entonces cuando le quitaron el manto púrpura, estaba desnudo, excepto un pequeño trozo de tela que le cubría la ingle – la humillación más grande para los judíos. Escupir a alguien era uno de los insultos más gravosos, poco menos que la violencia física. Los judíos consideraban la saliva de aquellos que no eran judíos como particularmente inmunda.


Probablemente se haya usted “desanimado” con las humillaciones sufridas por Jesús de camino a la cruz. No es un cuadro digno de ser contemplado por cobardes. Deténgase un momento, y considere cuán gran medida de amor y compromiso mostró Jesús mientras era torturado brutalmente por adelantado antes de su muerte en la cruz. El amor que Jesús mostró puede solo describirse como inconmensurable – probablemente más allá de toda comprensión humana. Este es el tipo de amor que se necesitó demostrar para redimir un mundo que estaba separado de Dios – hasta que alguien vino y se convirtió en el sacrificio necesario para abrir la puerta a la presencia de Dios.


Oración: Jesús, estoy asombrado ante tu disposición de ir a la cruz – por mí – y a la vez asombrado ante la profundidad del amor que se requiere para hacer una cosa como esta. Gracias por amarme– tanto. Amén.


Preguntas:
1. ¿Qué siente usted al contemplar tal brutalidad?
2. ¿Por qué era necesaria la cruz?