Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

miércoles, 6 de abril de 2011

Jesús me Ama

Miércoles 6 de Abril de 2011

Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Juan 15.12-13 (NVI)

¿Por qué Jesús les dijo una vez más que debían amarse los unos a los otros así como él les había amado? ¿Acaso estaban teniendo los discípulos algunos problemas para relacionarse entre ellos? ¿O acaso necesitaban escuchar, una vez más, solo cuanto realmente les amaba él? ¿Cuán a menudo necesita escuchar usted que Dios le ama, a pesar de todo lo que usted sabe acerca de sí mismo? ¿Le ama Jesús a usted aún en esos días llamados “malos”? ¿Le ama Jesús en el momento en que usted hace algo sabiendo que está considerado como pecado? Cuando no le va bien, ¿Le ama Jesús aún cuando está de “malas”? Cuando todo va mal, y sus nervios están crispados, ¿Le ama Jesús aún en esos momentos?

Recuerdo perfectamente una tarde en particular, en un lugar bien remoto del centro de Pennsylvania, cuando las cosas no iban nada bien. Habían surgido algunos problemas repentinos, emergido nuevas presiones, y nada parecía ir bien. Aún yo mismo pensé si acaso podría orar ese día, y si lo hacía, que diferencia haría del todo. Me dirigí hacia el área de educación en donde había una serie de salones pequeños. El salón al cual entré era utilizado por niños. No había sillas grandes para adultos, así que tuve que sentarme en una silla pequeñita – para orar. Había poca luz en el salón. Pensé que eso era bueno – ¡De la misma forma me sentía yo!

Permanecí sentado mientras mis ojos se ajustaban a la poca luz. No tenía deseos de orar, y me sentí culpable por ello. Eso lo hizo aún peor. A medida que mis ojos se ajustaban a la luz, vi una foto en la pared más lejana a mí. Captó mi atención porque vi la cabeza de un cachorrito. Me levanté del asiento y fui a mirar de cerca. En la foto aparecía un cachorrito de lo más gracioso dentro de una cesta de ropa. Su cabecita sobresalía por el borde de la cesta, con su lengua afuera mostrando el esfuerzo que hacía - pues no podía salir – él también estaba atrapado. En la parte inferior de la fotografía, una maestra había escrito a mano las siguientes palabras: “Jesús te ama tal como eres.” Y así de rápido, pude yo recordar las mejores “buenas noticias” – sí, Jesús me ama – aún en esos días.

Oración: Jesús, gracias por amarme justo de la forma en que soy, aún en mis días malos. Amén.

Preguntas:
1. ¿Cómo puede Jesús amarnos aún cuando estamos en nuestro peor momento?
2. ¿Qué piensa usted sobre el hecho de amar a Jesús mientras pasamos el “peor de los momentos”, o en esos “días malos”?