Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

martes, 12 de abril de 2011

Jesús Llega a Jerusalén

Martes 12 de Abril de 2011


Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué y a Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos con este encargo: «Vayan a la aldea que tienen enfrente. Tan pronto como entren en ella, encontrarán atado un burrito, en el que nunca se ha montado nadie. Desátenlo y tráiganlo acá. Y si alguien les dice: “¿Por qué hacen eso?”, díganle: “El Señor lo necesita, y en seguida lo devolverá.” »
Fueron, encontraron un burrito afuera en la calle, atado a un portón, y lo desataron. Entonces algunos de los que estaban allí les preguntaron: «¿Qué hacen desatando el burrito?» Ellos contestaron como Jesús les había dicho, y les dejaron desatarlo. Le llevaron, pues, el burrito a Jesús. Luego pusieron encima sus mantos, y él se montó. Muchos tendieron sus mantos sobre el camino; otros usaron ramas que habían cortado en los campos. Tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: —¡Hosanna! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David! —¡Hosanna en las alturas! Marcos 11.1-10 (NVI)


¿Por qué trajeron palmas para darle la bienvenida a Jesús a Jerusalén? Para poder responder la pregunta, debemos buscar en la historia Judía más de 160 años antes de Jesús. Por siglos, Palestina fue un campo de batalla en miniatura, castigada por fuerzas externas, y constantemente dividida internamente por constantes pleitos de tierras y desavenencias entre líderes Judíos. Este tipo de tensión llevó a Siria a intervenir, y Antíoco IV vendió el sumo sacerdocio al mejor postor. Tal como fue descrito por un historiador, Antíoco era un hombre “rabioso, malo y altamente peligroso”. De manera que envió sus tropas a saquear a Jerusalén, y mató a muchos de sus pobladores.


Se instituyó un persecución religiosa con saña sin precedentes. La observancia del sábado y la circunsición fueron prohibidas so pena de muerte. Los sacrificios paganos y prostitutas se instituyeron en el templo. Los Judíos amantes de la Ley estuvieron sujetos a toda la degradación y brutalidad que pueda imaginarse. Muchos murieron.


Un día, un sacerdote bien entrado en edad, de nombre Matatías, mató a un Judío que había venido a ofrecer sacrificio al altar real, y ¡También mató al oficial Sirio quien había venido a supervisar el sacrificio! Luego llamó a cada uno que se había comprometido a la Ley Judía a seguirle junto a sus cinco hijos, Juan, Simón, Judas, Eleazar y Jonatán a las montañas. La revolución Macabea había iniciado. La mayor parte del tiempo, era más como una lucha entre guerrillas, puesto que la pequeña banda de Judíos se encontraban una y otra vez haciendo frente a las fuerzas armadas cuyo número sumaba tanto como diez mil tropas. Y luego, una y otra vez, estos eran derrotados por un “ejército” Judío pobremente equipado, hambriento, y no entrenado. Durante los años subsiguientes, hubo dos ocasiones en que el templo profanado fue limpiado y restaurado de forma segura para que los Judíos fieles lo usaran para adorar. Judas Macabeos re-dedicó el templo en el año 164 A.C. ; Y su hermano Simón, conquistó la ciudadela de Jerusalén en el 142 A.C.


Cada vez que el templo era re-dedicado, los Judíos tomaban posesión del mismo llevando ramas de palma por las calles, y al templo. Quizás ahora pueda usted ver claramente lo que claramente estaba en las mentes de aquellos quienes recibieron a Jesús en la entrada de Jerusalén con ramas de palmas. “Hosanna” significa “sálvanos ahora”, y era una aclamación de adoración, saludando a Jesús como el libertador. Por un breve momento, se permitieron ellos mismos una vez más soñar con ser libres de
la opresión.


Oración: Jesús, ellos no entendían – ayúdanos a no cometer el mismo error. Amén.


Preguntas:
1. ¿Qué significa el Domingo de Palmas para usted en el día de hoy?
2. ¿Qué tipo de Mesías era Jesús?

Es Necesario dar Fruto

Lunes 11 de Abril se 2011


»Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos. Juan 15.1-8(NVI)


La aventura terrenal de Jesús estaba a punto de terminar. La cruz está apenas a solo días de distancia. Cuando uno está en sus últimos momentos, es crítico que se digan las cosas más importantes. Jesús sabía que sus tres años de ministerio público llegaban a su fin. Durante esos tres años, él había sido el actor principal. Pero cuando se marchó, sus seguidores se convertirían en los principales actores. Era sumamente importante que supieran que debían “llevar fruto”, sin el cual había poca oportunidad de que se estableciese alguna vez el Reino de Dios.


Deténgase por un minuto y reflexione sobre cual tipo de fruto está usted produciendo en lugar del Jesús resucitado. ¡Una de las cosas que nos llevaremos con nosotros a través de las puertas del cielo es nuestra lista de frutos! Si piensa que hay algo más que pueda usted llevarse, ¡Me temo que está equivocado! En el mundo actual, un nombre que rápidamente viene a la mente como alguien quien produjo frutos de forma inusual fue la Madre Teresa. Ella cuenta esta historia de llevar fruto. “Una vez recogí a una mujer de un basurero que estaba con una fiebre muy alta; Estaba ya en sus últimos momentos de vida y su único lamento era este: ‘Mi hijo me hizo esto’. Le rogué: Debe perdonar a su hijo. En un momento de ira, cuando estaba fuera de sí, hizo algo que hoy lamenta. Sea una madre para él, y perdónelo. Me tomó un largo rato ayudarla a finalmente decir ‘perdono a mi hijo’.
Justo antes que muriera en mis brazos, pudo decir esas palabras con un perdón real.


No le preocupaba su agonía. La herida de su corazón era que su hijo no la había querido. Usted y yo podemos entender esto.” La mujer murió, confortada por el hecho de que alguien, la Madre Teresa la quería y se preocupaba por ella. Por favor, esté consciente de que el llevar fruto no significa hacer algo en público, dramático o exótico. El llevar fruto puede ser tan sencillo como decir una palabra amable a alguien; escuchar a alguien aun cuando prefiera no hacerlo; mostrar paciencia en una situación de tensión; dar un toque de gentileza a alguien que lo necesita; Ofrecer palabras de aliento a alguien que está pasando por un momento difícil; Escribir una nota de aprecio a alguien herido; Hacer una llamada telefónica, o visitar a alguien que usted sabe que está solo; Visitar un asilo de ancianos. El punto principal en la escritura de hoy es que CADA UNO DE NOSOTROS NECESITA LLEVAR FRUTO. ¿Cómo va creciendo su jardín?


Oración: Jesús, aunque sé que va a doler, pódame para que produzca yo aún más fruto. Amén.


Preguntas:
1. ¿Qué tan larga es su lista de frutos – para el Reino de Dios?
2. ¿Qué puede agregar a su lista?

¡Si hubiera!

Domingo 10 de Abril de 2011


Cuando Marta supo que Jesús llegaba, fue a su encuentro; pero María se quedó en la casa. —Señor —le dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Juan 11.20-21(NVI)


Martha y María eran de personalidades muy diferentes. Martha era del tipo activo, ocupada, obsesivamente hospitalaria, mientras que María era meditativa, del tipo contemplativo.


Aunque muy diferentes en muchas maneras, sin embargo, eran exactamente iguales en otra forma. ¡Cada una colocaba la culpa en su justo lugar! En los versos de hoy, Martha corre a encontrar a Jesús en medio del camino, lo confronta con su “si hubieras”. Culpaba a Jesús por la muerte de su hermano. Un poco después, María hizo lo mismo, usando las mismas palabras. Ambas tenían plena confianza en la habilidad de Jesús para sanar a su hermano de su enfermedad. Pero él no llegó, y el hermano de ambas murió. ¿Cómo es que su mejor amigo, Jesús, les hizo esto? Martha y María hicieron lo que muchos de nosotros hacemos cuando lloramos la muerte de un ser querido, o por lo menos cuando estamos decepcionados con la forma en que la vida nos ha tratado. ¡Dios tiene la culpa! Cuántos de nosotros hemos vociferado en la misma herida, angustia, ira o desesperación, en el momento, en que en tiempo de una pérdida o herida, utilizamos las mismas palabras de lamento. Si hubiera perdido ella ese vuelo. Si solo hubiera dicho yo la verdad. Si sólo hubiera tenido el tiempo para decir ‘adiós’. Si hubiera Dios respondido a nuestras oraciones. Si le hubiera yo escuchado. Si le hubiera perdonado. Si pudiera el regresar. Si hubiera yo adoptado mi postura sobre eso.


A veces no hay “blanco” para nuestros comentarios con “si hubiera”. Sin embargo muchos de nuestros comentarios de este tipo esconden la verdadera pregunta de lo que estamos preguntando: “¿En dónde estás tú, Dios?” C. S. Lewis dijo en su libro Una Pena en Observación “Cuándo eres feliz, tan feliz que piensas que no tiene sentido necesitarlo a El, si te vuelves a El con alabanza, serás recibido con los brazos abiertos. Pero acude a El cuando estás en desespero, cuando cualquier otra ayuda es vana, y ¿Qué es lo que encuentras? Una puerta cerrada en la cara, y un sonido de doble cerrojo desde adentro. Luego de eso, un silencio. Bien puedes devolverte.” Cuando sus oraciones no son contestadas, ¿Culpa usted a Dios? ¿Culpa a los demás? O ¿puede que “culpe” usted a la oración?


Dios está bien familiarizado con los “si hubiera”. La única razón por la que Jesús estaba en Palestina era porque Dios, herido y en angustia luchaba con la creación humana que había elegido el pecado, en vez de la plenitud de vida. Casi puedo ver los ojos de Dios cerrarse fuera del Jardín del Edén, mientras respira y piensa “… Si no hubieran elegido el pecado, no tendría yo que ir – y morir en una cruz.” Jesús era la culminación del mayor “si hubiera” en toda la historia.


Oración: Jesús, cuando las cosas van mal, ayúdanos en nuestra fe. Amén.


Preguntas
1. Pondere su propia lista de “si hubieras....”
2. ¿Qué podría remover los “si hubieras” de su vida?