Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

lunes, 22 de febrero de 2010

Creciendo en Amor por Cristo

»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?

»¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas. Mateo 6.25-34(NVI)

Después de leer los versículos de hoy, las palabras de aquella canción de Woody Guthrie vienen a nuestra memoria: “Si Jesús hubiera predicado en Nueva York lo que predicó en Galilea, lo habríamos puesto otra vez en su tumba.” En el transcurso de los últimos años, al ir profundizándose nuestra crisis económica, más y más trabajadores se quedaron sin empleo. ¿Crees que al menos uno de ellos haya encontrado alivio en las palabras de Jesús: “…no os afanéis por el día de mañana”? En verdad, lo que se oye y se ve es que la gente, aún sin haber perdido su trabajo, expresa toda clase de ansiedades y afanes por el día de mañana.
Si observamos detenidamente todas las enseñanzas del Sermón del Monte, ¿cuántas hemos podido llevar a cabo en nuestra vida diaria? ¿Es que Jesús realmente esperaba que su recién formado grupo de seguidores hiciera todo lo que él les pedía? ¿Es que Jesús espera que tú y yo vivamos así como lo describió en este sermón? Estoy seguro que sí. Pero ninguno de nosotros siquiera se ha acercado a la calificación perfecta en este curso sobre cómo vivir. ¿Por qué? Porque siento que el Sermón del Monte se trata más acerca de Dios que acerca de ti y de mí. Jesús anunció que el reino de Dios se había acercado—y en su “Sermón” nos dio una imagen magnífica de su visión del reino.

Considera:
  • ¿Por qué he de amar a mis enemigos? Porque Dios amó a tus enemigos antes que fueran tus enemigos; Dios no cesa de amar, aun frente al rechazo total o el dolor. Así deberíamos ser nosotros. Dios aborrece al pecado; pero Dios ama a cada pecador, sea cual sea el grado de su falla.
  • ¿Por qué he de intentar ser perfecto? Para que puedas ser como Dios; no lo vas a lograr, pero el intentarlo lo mejor que puedas hace que el rostro de Dios se ilumine con una sonrisa.
  • ¿Por qué hemos de vivir sin miedo o preocupaciones? Es un asunto de confianza. Dios nos ama tanto que no hay porqué preocuparnos sobre lo desconocido.
  • ¿Por qué orar? Si un padre o madre terrenal da a su hijo o hija un pedazo de pan o de pescado, nuestro Padre celestial está esperándonos para hacer llover sus bendiciones sobre nosotros.
  • ¿Por qué intentar, si ya sabemos que no lo lograremos? Porque Jesús nos dio el amor de Dios en persona—no se guardó, ni se guarda nada. Lo único que Dios nos pide es que le amemos al grado máximo de nuestras posibilidades.
Sí, es verdad. Los discípulos no podían entender todo lo que Jesús les estaba diciendo. Y nosotros tampoco. Pero su poderoso mensaje de un Dios de amor no les dejaría regresar pasivamente a sus redes. Ellos fueron a la cruz con él.

Oración: Señor Jesús, sobre todas las cosas, ayúdame a crecer en mi amor por ti. Amén.

1. ¿Qué parte del Sermón del Monte es más difícil para ti?
2. ¿Qué palabras usarías para describir el amor de Dios por los seres humanos?

sábado, 20 de febrero de 2010

Circulo Interno

Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él. Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios. Éstos son los doce que él nombró: Simón (a quien llamó Pedro); Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo (a quienes llamó Boanerges, que significa: Hijos del trueno); Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el Zelote 19 y Judas Iscariote, el que lo traicionó. Marcos 3:13-19

En los primeros días del ministerio de Jesús, Juan el Bautista fue encarcelado. Después de eso, en donde quiera que él se pusiera a hablar, a enseñar, a sanar—a donde quiera que fuera—las multitudes se iban haciendo más y más grandes. ¿Quiénes eran todas esas personas? ¿Qué querían? Piensa en un gran semicírculo. En los bordes de afuera estaban los buscadores curiosos, y los no informados que quieren conocer más. Mezclados con ellos estaban los colectores de información para los líderes del templo y para varias otras sectas, partidos y movimientos. También había algunos patriotas judíos presentes, con la esperanza que Jesús anunciara la revuelta contra Roma.

El siguiente grupo, más cerca de Jesús en el círculo era mucho más pequeño. Probablemente no más de unos 75 o 100 personas. Estas eran personas que buscaban seriamente el comprender a este nuevo líder. Querían oír más de lo que Jesús tenía que decir. En todas sus enseñanzas, Jesús les desafiaba a ser sus seguidores. Algunos respondieron afirmativamente al desafío y otros no. Pero de ninguna manera Jesús proveyó respuestas fáciles, ni intentó hipnotizarlos para que lo siguieran hacia la cruz. Vez tras vez, él terminaba sus enseñanzas con la frase: “tomen su cruz”.

El tercer grupo, más cercano a Jesús, eran los doce. Habían sido elegidos por Jesús personalmente para ser su grupo más cercano de seguidores y apoyadores. En los versículos de hoy, Marcos sugiere que había dos razones por las que él los eligió. La primera razón era: “para que estuvieran con él”. Llegarían a ser su familia, su grupo pequeño, sus compañeros en el camino. La segunda, que él los enviaría a predicar. Jesús sabía que su tiempo en la tierra era corto. Sabía que necesitaba una docena de discípulos—luego once—para que salieran y multiplicaran sus esfuerzos hasta los millares, y luego hasta los millones. Los dos grupos “internos”, en la mayoría de los casos, se ocupaban haciendo su mejor esfuerzo para encontrarle sentido a lo que Jesús estaba diciendo. No fue nada fácil—del mismo modo que para nosotros el día de hoy.

Por un momento, piensa en la iglesia a la que asistes. Los mismos tres grupos mencionados aparecen también ahí en tu iglesia. Tal vez los números son distintos, pero las actitudes hacia Jesús son todavía las mismas. Hay quienes están totalmente enamorados de Dios, y sus vidas reflejan a Jesús. Hay quienes encuentran la calidez de las relaciones, pero no se “dejan llevar” por ningún exceso. Y siempre están aquellas personas que están en la periferia—todavía tratando de entenderlo. Al ir caminando hacia Jerusalén con estos tres grupos, ¿en cuál de ellos te encuentras tú?

Oración: Señor Jesús, en donde quiera que esté, acércame hacia tu círculo interior de vida y amor. Amén.

1. ¿Qué se necesita para moverte más cerca de Jesús?
2. ¿Qué se necesita para mover a quienes están en un círculo exterior hacia el interior?