Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

sábado, 26 de marzo de 2011

Lo Hicieron por Mi

Sábado 26 de Marzo de 2011

»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.” Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.” Mateo 25.34-40(NVI)

Cuando Jesús expresó que la segunda cosa más importante luego de amar a Dios era amar a su prójimo, hablaba de uno de los pilares del reino de Dios.


¡El amor al prójimo comienza cuando usted admite su existencia y está a la vez dispuesto a testificarle! Eso es difícil de hacer en una cultura obsesionada por los centros de entretenimiento, los ipods, teléfonos celulares, televisores, vehículos todo terreno, y redes sociales computarizadas.


Casi todo mundo conoce sobre el ministerio de la Madre Teresa en Calcuta, India. Ella dijo, “Puede encontrar a Calcuta en todo el mundo si abre sus ojos para ver”. Las calles de Calcuta llevan a las puertas de cada semejante. Sé que puede que quiera usted viajar a Calcuta, pero es fácil amar a la gente que vive lejos. No siempre es fácil amar a aquellos quienes viven a nuestro lado.


¿Y qué de aquellos que no nos gustan o a quienes menospreciamos? La destacada maestra de Biblia por TV Joyce Meyers, habla sobre este asunto en su libro más reciente, “La Revolución del Amor.” “Acepto la compasión y entrego mis excusas. Protesto contra la injusticia, y me comprometo a poner en práctica simples actos de amor de Dios. Me niego a no hacer algo. Esta es mi resolución. Yo soy la revolución del Amor.” ¡Cuanta razón tiene!!! Cosas tan simples como escuchar a alguien que está herido, cuidar de alguien cuando a nadie más le importa, tocar a alguien a quien nadie más quiere tocar, ser un amigo de alguien que no tiene amigos, apoyar a la gente como lo hizo Jesús en su tiempo, y compartir cualquier cosa que esté a nuestro alcance con aquellos que no tienen nada.


Nos atrevemos a preguntar cuánto tiempo invertimos pidiéndole a Dios que llene nuestras necesidades personales, y ¿Cuánto tiempo invertimos pidiéndole a Dios que llene las necesidades de los demás? En el Reino de Dios, somos bendecidos luego que hemos bendecido a otros. Isaías Cap. 58, versículo 7 (Versión El Mensaje) dice lo siguiente: “Esto es lo que quisiera ver que ustedes hagan: Que compartan su alimento con los hambrientos, que inviten a los que pobres sin hogar a sus casas, que cubran a los que tienen frío, a los que están desnudos, siempre respondiendo a sus semejantes. Hagan esto y las luces se encenderán, y sus vidas darán un giro a la misma vez.”


Fíjese en el orden en el cual Dios nos manda a trabajar. El quiere que nos ocupemos primero de los demás – no después de que nuestras propias necesidades han sido satisfechas. Esta es la esencia del Reino de Dios – cuidar de los heridos y necesitados – y hacer algo por ellos. ¡Haga esto, y vivirá por siempre!


Oración: Jesús, ayúdame a ver de nuevo la visión que tienes sobre tu reino en la tierra. Amén.


Preguntas:
1. Haga una lista de “aquellos pequeñitos” cuyas vidas haya tocado usted.
2. Jesús también dijo: “Ama a tus enemigos”; haga una lista de aquellos enemigos suyos a quienes usted ha amado.