Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

domingo, 24 de octubre de 2010

SOLA SCRIPTURA

Sola Escritura
La doctrina de que la Biblia es por sí sola la autoridad suprema, fue el “Principio Formal” de la Reforma. En 1521, en el histórico interrogatorio de la Dieta de Worms, Martin Lutero declaró su conciencia cautiva a la Palabra de Dios diciendo: “Al menos que se me convenza mediante testimonios de la Escritura, y claros argumentos de la razón, — porque no le creo ni al Papa, ni a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado y se contradicién entre ellos —, estoy vencido por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, y mi conciencia está ligada a la Palabra de Dios.”

Del mismo modo, la Confession Bélgica establecio: “Creemos, que esta Santa Escritura contiene de un modo completo la voluntad de Dios, y que todo lo que el hombre está obligado a creer para ser salvo se enseña suficientemente en ella… Tampoco está permitido igualar los escritos de ningún hombre -a pesar de lo santos que hayan sido- con las Divinas Escrituras, ni la costumbre con la verdad de Dios (pues la verdad está sobre todas las cosas), ni el gran número, antigüedad y sucesión de edades o de personas, ni los concilios, decretos o resoluciones; porque todos los hombres son de suyo mentirosos y más vanos que la misma vanidad. Por tanto, rechazamos de todo corazón todo lo que no concuerda con esta regla infalible…” (VII).

Como dice la Escritura:
“Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley… Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas… Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüír, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (Salmo 119:18; Salmo 138:2; 2 Timoteo 3:16-17)