Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Jesús: Amigo

Miércoles 30 de Marzo de 2011


Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Juan 15.12-14 (NVI)


Jesús primero dijo, amen a Dios. Segundo, dijo que amáramos a nuestro prójimo. Luego, dijo que debíamos amarnos los unos a los otros. ¿Resultado final? Aquellos especializados en la materia nos dicen que toda nuestra vida, no tendremos más que uno o dos verdaderos amigos.


Es cierto que la mayoría de nosotros somos amistosos con muchos, pero solo tenemos unas pocas relaciones por las que, según el término definido por Jesús, estaríamos dispuestos a morir. Es interesante leer en los Evangelios cómo los colectores de impuestos, leprosos, marginados sociales, y poseídos por demonios todos encontraron un amigo en Jesús. Al mismo tiempo, los líderes de la Sinagoga, los Fariseos, un joven gobernador rico, y aún Nicodemo rehuían de él.


Philip Yancey recuenta una historia que le dijo un amigo que trabaja con personas indigentes en Chicago. “Una prostituta vino a él en condiciones ínfimas y en apuros, sin hogar, delicada de salud, imposibilitada de comprar comida para su hija de dos años. Con sus ojos inundados de lágrimas, le confesó que había estado alquilando a su hija – ¡De tan sólo 2 años de edad! – a hombres interesados en sexo pervertido, para poder mantener su propia adicción a las drogas. Mi amigo casi no podía soportar escuchar los vergonzosos detalles de su historia. Se sentó en silencio, sin saber qué decir. Al final, le preguntó si acaso ella había pensado alguna vez en ir a la iglesia para pedir ayuda. ‘Nunca olvidaré la mirada de puro asombro en su rostro’ expresó él después. ‘Iglesia!, gritó ella. ¿Por qué iría yo ahí alguna vez? ¡Me harían sentir peor de lo que ya me siento!’” Jesús era el amigo de los pecadores. Les gustaba estar a su alrededor y anhelaban su compañía. Vinieron debido a los rumores sobre él. ¿Cuáles rumores?, preguntará usted. Se decía que este Jesús no les juzgaba, ni les hacía sentirse al menos, o postrarse en tierra. No, al ir a Jesús cada uno de ellos ya sabía de antemano que estaban pecando de alguna manera; pero en Jesús, ellos habían escuchado que había una posibilidad de de perdón. C. S. Lewis dijo: “Las prostitutas no están en peligro de terminar su vida presente de forma tan satisfactoria que no puedan volverse a Dios: Los orgullosos, avaros, y santurrones son los que están bajo ese peligro.”


¿Cuáles rumores circulan acerca de su iglesia en su ciudad? ¿Qué piensan los indigentes de su ciudad que su iglesia puede hacer por ellos: ¿Juicio? ¿Perdón? ¿Esperanza? ¿Acaso les comunica su iglesia de forma clara y audible que Jesús puede ser su Amigo, uno que les amó tanto que dió su vida por ellos?


Oración: Jesús, ayúdame a ser amigo de alguien que no tiene un amigo. Amén.


Preguntas:
1. Describa cómo perciben la iglesia de su ciudad a aquellos que no asisten a ninguna iglesia en particular
2. ¿En cuáles maneras cuenta usted a Jesús como uno de sus amigos?