Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Dios cuida de sus hijos


Joven fui y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. -Salmo 37.25 (RVR)

HACE más de 20 años fui a pastorear una congregación muy pequeña, en un pueblo de Puerto Rico. Fue un pastorado muy intenso, de muchas y agradables experiencias en el Señor. Los recursos eran muy escasos, pero la bendición y la gracia de Dios sobreabundaban en gran manera en nuestras vidas. La limitación de recursos nos hizo depender totalmente del Señor. En unos cuantos años, aquel pequeño grupo se convirtió en una numerosa y activa congregación.

Una tarde, en esos primeros años, mientras buscaba en la despensa lo que mi esposa prepararía para la cena, vi que sólo quedaba un paquete de arroz. De rodillas, oré: «Señor, la despensa está vacía». Aquella tarde cenamos arroz blanco con salsa dulce, mis seis niños, mi esposa y yo.

Para mi sorpresa, esa noche, llegó una hermana de la iglesia con una funda con comestibles para nosotros. Me dijo que mientras cocinaba escuchó la voz de Dios que le dijo: «Haz una compra y llévasela a mi siervo», y vino a traerla. Humildemente recibimos aquella comida como de parte del Señor, y nunca hemos olvidado que Dios siempre cuida de sus hijos.
Sr. Juan Rivera Velázquez (Cidra, Puerto Rico)

Oración: Amado Señor, bendice aquellos hijos e hijas tuyos que están padeciendo alguna necesidad. Amén.

PENSAMIENTO PARA EL DÍA: Escuchemos y obedezcamos la voz de Dios, y seamos generosos.

OREMOS: Por quienes trabajan en la obra del Señor.

domingo, 24 de abril de 2011

Domingo de Resurección

24 de Abril de 2011


Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. Los guardias tuvieron tanto miedo de él que se pusieron a temblar y quedaron como muertos. El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: “Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán.” Ahora ya lo saben. Así que las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, asustadas pero muy alegres, y corrieron a dar la noticia a los discípulos. En eso Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. —No tengan miedo —les dijo Jesús—. Vayan a decirles a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y allí me verán. Mateo 28:1-10 (NVI)


Contra viento y marea, se revirtió lo irreversible!!!


Las mujeres que supieron primero sobre la resurección habían venido al sepulcro aquella mañana para embalsamar a Jesús. Vinieron sin esperanza; estaban resignadas a su muerte. El terror del Viernes había terminado. La pena y el llanto del Sábado todavía estaba con ellas, y vinieron de luto, a preparar su cuerpo para la larga jornada de descomposición. Vinieron sin esperanza alguna. Después de todo, ¿Que no es la muerte algo irreversible?


Un angel les recordó la profecía dicha por el mismo Jesús de que al tercer día resucitaría de los muertos. Corrieron a decirle a los discípulos, quienes no les creyeron. Porque, después de todo, ¿acaso no es la muerte algo irreversible?


Los soldados que hacían guardia frente a la tumba de Jesús eran los únicos testigos del más grande milagro de la historia. Mateo narra “estaban como muertos.” Cuando vieron lo que sucedió, y que sus propias vidas estaban en peligro, no tuvieron ningún problema en cambiar lo que habían visto por una mentira, que fuera fácilmente creída por los sacerdotes y líderes Romanos. Después de todo, ¡la muerte es irreversible!


¡Retrocedamos un poco en el tiempo! No muchos días antes de su muerte en la cruz, fue este mismo Jesús quien dijo “¡Lázaro, ven fuera”! y Lázaro regresó del mundo de los muertos. Muchas de las mujeres que habían venido a la tumba aquel Domingo de la resurrección habían visto esto, o de seguro habían escuchado las historias. ¡Muchas también habían visto a Lázaro luego de su muerte!, Aún así, estaban bajo las garras de la teoría de que la “muerte es irreversible.” Los discípulos estaban igual. Es seguro que también los soldados habían escuchado la historia, ya que el rumor de la resurrección de Lázaro había corrido como pólvora por toda Jerusalén.


Si estudia con cuidado lo que sucedió luego de la resurrección, verá que Jesús se apareció a un gran número de personas. Pero no se dice que apareciera a nadie que no fuera uno de sus seguidores. ¿No fue el mismo Jesús quien dijo: “¿Si no escuchan a Moisés y a Los Profetas, no estarían convencidos aún si alguien se levantara de los muertos?”


Jesús contaba en que sus seguidores serían la gente de “resurrección” para el mundo. Y así fueron. No es diferente hoy en día. La muerte definitivamente que es reversible. Jesús así lo afirmó. Jesús lo hizo. Y nosotros los seguidores de Cristo sabemos muy para nuestros adentros que habrá vida después de nuestra propia muerte – ¡Y la muerte, es, de hecho, reversible, gracias a la gloriosa resurección de Jesús!


¡¡¡REGOCIJEMONOS!!!!