Lectura Bíblica: Juan 2:1-11
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De alguna manera, ella sabía que su Hijo estaba dispuesto y disponible a ser parte de los eventos ordinarios de la vida. Jesús no era algo ”sólo” para los Domingos.
Había una vez un pastor llamado David que oficiaba muchos matrimonios, y mientras hacía esto, ansiaba oficiar uno muy particular – el de su hija única, Miriam. Cuando niña, ella le dijo que quería celebrar una gran boda, y que el debía empezar a ahorrar desde ¡ya! Miriam creció sin convencionalismos, de tal forma que él y su esposa pensaron que el mejor curso de acción era “enfrascarla” en la casa, y nunca dejarla salir. Por supuesto, que eso nunca sucedió. Ella le dió a sus padres mucho motivo de ansiedad, aprendiendo estos algunas lecciones de forma muy dura – pero otras no.
Terminó en un programa de rehabilitación, pero mientras estuvo allí, descubrió una nueva y auténtica fe por sí misma. Dos días antes del Día de los Padres, giró de forma errónea hacia la izquierda en una vía con tráfico entrante desde la vía contraria. El accidente fue tremendo. Ella fue trasladada al mismo hospital en donde su padre había sido capellán, eran tan severas las heridas, que todo lo que podían hacer era desconectar las máquinas – y esperar. Miles de personas acudieron a la iglesia en su funeral. De alguna forma, David pudo hacer un esfuerzo por leer el sermón. Al final, dijo que estaban todos agobiados con la profunda pena, pero que aún tenían algún gozo que compartir. David compartió la historia de cómo se aferró a Miriam mientras esta crecía, y que realmente nunca le dejó ir, porque todavía no había conocido al hombre correcto. Ahora ya nunca le podría entregar a un esposo.
Mientras estaba en su dolor, escuchó una voz que le dijo: “Están tan equivocados”. “Ya la he tomado yo de la mano, y ella será mi novia”. “y por esto es que -dijo David– Miriam lleva puesto el vestido de novia que era de su madre”.
Sí, Jesús está con nosotros, siete días a la semana, en todas las circunstancias la vida, llueva, truene o ventee.
Oración: Jesús, gracias por amarnos en la realidad de nuestra humanidad. Amén.
Preguntas:
1. ¿Cuándo ha estado Jesús en cada una de las circunstancias ordinarias de la vida cotidiana?
2. ¿Qué le costó a usted el creer en la verdad de Jesucristo?
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