Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Juan 14.12 (NVI)
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Años atrás, cuando nuestros cinco hijos tenían entre 6 y 16 años de edad, nuestra familia se embarcó en un viaje de treinta días por todo el país. Colocamos una tienda de acampar en nuestro viejo camión, y ahí nos fuimos. El viaje estuvo lleno de visitas a familiares y amigos, parques nacionales, altas montañas, el Océano Pacífico, Disneylandia, desiertos, y mucho más. Puedo vívidamente recordar, sin embargo, lo que se empezó a escuchar una vez íbamos ya a la mitad de nuestra excursión. Aunque habían disfrutado casi cada minuto del viaje, por sus conversaciones era fácil darse cuenta de que no podían ya aguantar las ganas de regresar a casa- y todo lo que les esperaba en el futuro. ¡Sí, había un mañana luego del viaje, y sería divertido, rápido e intenso!
A medida que Jesús se acercaba a Jerusalén, él también miraba hacia el futuro. Aunque la parte más difícil de su jornada todavía se tendía ante él, miraba más allá de la cruz al día cuando sus discípulos – usted y yo- seríamos los que lleváramos a cabo su ministerio. También, dijo él que haríamos cosas más grandes de las que habían hecho ellos. “Aquel que confía en mí no solo hará lo que estoy haciendo yo, sino cosas mucho más grandes, porque voy camino al Padre, y estoy encomendándoles hacer la misma tarea que he estado haciendo yo.” (Versión El Mensaje) ¡A simple vista, puede uno aventurarse a pensar que Jesús estaba siendo un poquito ingenuo! Después de todo, no se refería solo a sus compañeros discípulos; ¡Hablaba de usted y de mi! ¡Sí, miraba hacia adelante casi dos mil años a usted quien lee las Devociones de Cuaresma del 2011!
Haga una pausa, y responda la pregunta: ¿Qué he hecho yo en nombre de Jesús este año? Luego considere una segunda pregunta: ¿Qué he hecho yo que ha sido mayor de lo que Jesús hizo? Sólo usted puede responder estas preguntas. Este era el sueño de Jesús. Este era el plan de Jesús. Ahora, yendo más allá del Domingo de Resurección, está usted invitado a elegir un día o una semana cualquiera dentro de los próximos seis meses. Ponga ese día en oración. Pregúntele a Jesús qué “cosa mayor” él quisiera que usted haga. Luego determine qué parte del trabajo de Jesús usted hará por él ese día, o en esa semana.
Oración: Jesús, dame ojos para ver qué necesito hacer. Amén.
Preguntas:
1. ¿Qué está en su lista de cosas que hubiera hecho por Jesús hasta ahora?
2. Haga un pacto de empezar a orar ahora para que Jesús le dé el poder de “hacer esa cosa”.
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