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domingo, 17 de abril de 2011

ServicioVerdadero

Sábado 16 de Abril de 2011


Lectura Bíblica: Juan 13:3-16


Está bien que me pida creer en algo; y no hay problema en que me pida que me bautice. Pero… no está bien que me pida que le lave los piés a alguien. Después de todo, ¿Quién se piensa usted que soy yo? ¿Menos que un sirviente?


Probablemente no hemos cambiado mucho desde los tiempos de Jesús, ¿verdad? En el mundo de Jesús la humildad era considerada como signo de debilidad. La debilidad, a cualquier nivel de vida en que se encontrara alguien, era totalmente inaceptable. Aún la apariencia de debilidad tenía que evitarse bajo toda circunstancias. Vaya forma extraña en la que actuó el huésped de honor, Jesús, durante una cena de despedida con sus mejores amigos. ¿Cómo es que pudo Jesús tomar una toalla e insistir en lavar los pies de los discípulos y luego, en cuestión de minutos anunciar “Les concedo un reino”? El lavamiento de pies era considerado algo tan degradante que ni siquiera un amo le podía pedir eso a un esclavo Judío. ¡Con razón Pedro se puso pálido al escuchar la sugerencia!


¿Alguna vez a lavado los piés de alguien? ¿Alguien le ha lavado los pies a usted alguna vez? Probablemente no. ¿Y por qué no, cuando Jesús mismo sugirió que es algo que debemos hacer como seguidores suyos que somos? No existe tampoco evidencia alguna de que los discípulos siguieron sus instrucciones. Para muchos Cristianos hoy en día, el lavamiento de pies es considerada una práctica primitiva, no sofisticada, innecesaria y para algunos otros, hasta embarazosa.


No mucho antes de que Jesús lavara sus pies, surgió una disputa entre los discípulos en cuanto a quién era el mayor entre ellos. Fue en ese momento cuando Jesús les dijo “les entrego un reino” – pero luego ellos no entendieron que estaba hablando de un reino basado en el servicio y la humildad. No entendieron nada en lo absoluto.


¿En dónde empezó toda esta historia? Regresemos a los primeros capítulos de Génesis, y recordemos qué fue lo que precipitó que Adán y Eva hicieran la elección que hicieron. Fue el orgullo, lo opuesto a la humildad, que les llevó a elegir el ser algo mejor de lo que pensaban ellos que eran, y lo que tenían el derecho de ser. Querían ser mejor de lo que ellos percibían que eran; Querían tomar sus propias decisiones – ser sus propios “jefes”. Sí, los discípulos probablemente no entendían nada; Pero ¿acaso lo estamos haciendo mejor nosotros hoy en día?


Oración: Jesús, ayúdame a entender de lo que se trata el orgullo hoy en día. Amén.


Preguntas:
1. ¿Cómo puede la humildad que Jesús exhibió ser reflejada por sus seguidores en un mundo que desprecia la debilidad?
2. ¿De sus amigos cristianos, quienes son los que “secan los pies”? ¿Se encuentra usted entre ellos?

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