Una Iglesia llena del poder del Espíritu Santo, que conoce y vive la Escritura (Santa Biblia), que predica con fervor el Evangelio, que descubre y usa los dones que Dios le ha concedido, que está en constante crecimiento, y en la que cada uno de sus miembros es feliz porque experimenta una relación viva y personal con Jesucristo.

viernes, 11 de marzo de 2011

A Dios le Importas

Viernes 11 de Marzo del 2011

Lectura Bíblica: Isaías 49:14-16; Lucas 15:3-6

¿Alguna vez ha admirado el cielo en una noche clara, ha visto estrellas brillantes y centelleantes por doquiera, y se ha hecho la siguiente pregunta: “¿Acaso me intereso en el Dios quien creó todo esto?”. Si no lo ha hecho, trate alguna vez. Si ya lo ha hecho, entonces ya sabe que la sensación de pequeñez puede ser casi abrumadora.

Los astrónomos nos dicen que nuestro sol es uno de al menos 500 billones de estrellas en la Vía Láctea. Nuestra propia galaxia no es ni siquiera tan grande, y habita entre doscientos billones de otras más – todas ellas con enjambres de estrellas. De manera que cuando admiro esas estrellas, soy una persona (entre billones), en un planeta pequeñito, en una pizca de un sistema solar (entre billones), en una galaxia de tamaño mediano (algunas son millones de veces más grandes que la nuestra) – ¿me intereso en el Creador de nuestro Universo?

Isaías dirigía esta misma pregunta cientos de años antes cuando habló a los Judíos que vivían cautivos en otra tierra, sus ciudades siendo no mas que montones de escombros, trabajando como esclavos y sin esperanza de un futuro. ¿“Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Pero aún las madres se olvidan, yo nunca te olvidaré. Mira, he grabado tus nombres en la palma de mis manos” (Version:The Message).

Siglos más tarde, los ángeles cantaron, los pastores contaron una historia, y Juan el Bautista predicó sobre un Dios que se interesaba por el hombre. El Dios que se interesaba por el hombre era Jesús. Por un período de tres años, con entusiasmo e intensidad, Jesús recorrió los polvorientos caminos de Palestina diciendo a uno y a todos “¡Tienen que escuchar esto!” ¿Qué quería él que la gente escuchara? Jesús dijo que Dios es como un pastor que deja noventa y nueve ovejas dentro del rebaño para buscar a una perdida; Dios es como un padre que no puede dejar de pensar en, ni dejar de extrañar a un hijo que ha hecho todo mal; Dios es como un huésped que abre su casa de banquete a mujeres sin hogar y a vagabundos de la calle, y les dá la bienvenida de manera personal; Dios ama a la gente no como raza humana en general, sino de la misma forma en que tu y yo lo hacemos: uno a la vez. De hecho, Jesús dijo que yo soy tan íntimamente importante y le importo tanto a Dios que aún los cabellos de mi cabeza están todos contados.

Y sabes que – ¡No hay otra persona en este mundo que me conozca tanto!!! Somos tan importantes que Dios vino en persona para ocuparse de nuestra redención. Ahora regresa a mirar aquel cielo nocturno nuevamente, y pregúntate si realmente le importas a Dios.

Oración: Jesús, gracias porque fui tan importante para ti que viniste – justo por mí. Amén.

Preguntas:
1. ¿Qué sentimientos tienes acerca de lo importante que eres para el Dios Creador?
2. ¿Puedes contar una historia de alguna vez en que supiste cuánto le importas a Dios?

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