Lectura Bíblica: Salmo 8
Así que Dios vino, y aquí estamos caminando con Jesús hacia Jerusalén. En el camino, vemos una docena de hombres acompañándole la mayor parte del tiempo, ninguno de los cuales posee un título, o tiene una posición de autoridad en la iglesia o el gobierno.
Nadie tiene un grado universitario, un trabajo a tiempo completo, muchos recursos, o aún sabe hacia dónde se dirige este nuevo amigo llamado Jesús – o ¡por qué! De seguro aprenderemos mucho acerca de Jesús si observamos a muchos de los amigos que tiene. Jesús parecía ser alguien completamente abierto a todo tipo y clases de personas. Un estudio sobre el Antiguo Testamento probablemente nos diría que este hombre llamado Jesús, quien dice ser actualmente Dios, refleja bastante al Dios del Antiguo Testamento.
Si lee las historias de las amistades de Dios que aparecen recopiladas en el Antiguo Testamento, empezaría usted a preguntarse sobre la elección que Dios hace de sus amigos. Por ejemplo, Abraham era un padrote para su esposa. Jacob engañó a su hermano – usted sabe ya la historia. Luego vino Moisés, el gran líder que guió al pueblo de Dios fuera de Egipto – sí, Moisés era un asesino. ¿Y quién fue el Rey más grande? Todos contestarían – David. Sí, David, también, fue un asesino, y también cometió adulterio. ¿Esos son amigos de Dios???
Eventualmente, a Jacob se le dio un nombre nuevo, Israel, que significa “El que lucha con Dios”. Jacob obtuvo este nuevo nombre luego de toda una noche de pelea con Dios. Como resultado, aún al día de hoy, los Judíos mismos se auto-denominan “los hijos de la lucha”.
¿Cuál es entonces el mensaje que Jesús quiere que todo el mundo escuche? Volvamos al Salmo 8: “Cuando contemplo el cielo, y la luna y las estrellas que tú mismo hiciste, no puedo menos que pensar: ¿Qué es el hombre para que pienses en él, y el hijo del hombre para que le tomes en cuenta?” (vs. 3, 4) Jesús vino a decirle a cada quién que escuche que el Dios del Universo, el Dios Creador, se interesó tanto por la creación del ser humano que Dios estuvo dispuesto en persona a venir a rescatarnos de los desórdenes que habíamos creado con todas las cosas. Jesús sabía que a Dios le importaba – es por eso que vino. Jesús sabía que Dios los amaba – él era el amor de Dios – en persona. Jesús sabía que Dios quería una relación restaurada con aquellos a quienes creó – el vino a hacer la restauración cabalmente posible. Es por eso que estamos caminando con Jesús hacia Jerusalén.
Oración: Jesús, gracias por tu disposición en venir, por mí. Amen.
Preguntas:
1. Describa justo cuanto piensa usted que Dios le ama y se interesa por usted.
2. ¿En qué maneras siente usted a Dios como su amigo?